"La buena arquitectura se camina, se
recorre, tanto dentro como fuera, y no es de manera alguna, como ciertas
enseñanzas, esa ilusión totalmente gráfica organizada alrededor de un punto
central abstracto que pretende ser hombre, un hombre quimérico que dispone de un ojo de mosca y cuya visión sería
simultáneamente circular. Este hombre no existe, y es por esta confusión que el
período clásico estimuló el naufragio de la arquitectura. Nuestro hombre está,
por el contrario, dotado de dos ojos colocados ante él, a 1,60 metros por
encima del suelo y mirando hacia adelante. Realidad de nuestra biología,
suficiente para condenar tantos planes que ruedan alrededor de un eje abusivo. Dotado
de sus dos ojos y mirando hacia adelante, nuestro hombre camina, se
desplaza, se ocupa de sus quehaceres, registrando así el desarrollo de los
hechos arquitectónicos aparecidos uno a continuación del otro. Él siente
resentimiento por la emoción, fruto de sucesivas conmociones. Tan bien, que
durante la prueba las arquitecturas se clasifican en muertas y vivas, según si
la regla de recorrido haya sido observada o no, o que al contrario
ella sea explotada brillantemente."
Le Corbusier, Mensaje a los Estudiantes de Arquitectura
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